En plena ola de calor, el placer de disfrutar de un helado se convierte rápidamente en un reto contra el tiempo, intentando evitar que se derrita sobre tus manos y ropa. Pero, ¿sabías que no solo tu helado corre peligro bajo el sol abrasador? Tu cerebro también puede sufrir un efecto similar, y no es solo una metáfora. Según el profesor e investigador en Neurociencia José A. Morales García de la Universidad Complutense de Madrid, las altas temperaturas pueden literalmente «derretir» tus neuronas, lo que podría tener serias consecuencias para tu salud mental y física.
El impacto del calor en las neuronas
Morales explica en su artículo para The Conversation que, cuando las temperaturas suben, las proteínas en nuestro cerebro tienden a desnaturalizarse, es decir, pierden su estructura. Este proceso afecta especialmente a las neuronas, las células encargadas de mantener las funciones cognitivas y motoras del cerebro. Un tipo particular de neurona, las células de Purkinje, que se encuentran en el cerebelo, son especialmente vulnerables. Estas células son fundamentales para la coordinación y el equilibrio, y cuando se ven afectadas, uno de los síntomas más evidentes es la pérdida de estas capacidades motoras, algo que comúnmente se observa en los golpes de calor.
Menor capacidad de reacción y estado de ánimo alterado
El calor no solo afecta la estructura de las proteínas en las neuronas, sino que también ralentiza los impulsos nerviosos. Esto se traduce en una menor capacidad de reacción y en una sensación general de letargo y apatía. Así que, si te sientes más lento y desmotivado durante el verano, no es solo por el calor; tus neuronas están literalmente luchando por mantenerse activas. Además, este deterioro neuronal puede llevar a un aumento de la irritabilidad y cambios de humor, haciendo que los días calurosos sean aún más difíciles de sobrellevar.
La deshidratación: el enemigo silencioso
Otro factor que agrava la situación es la deshidratación. Morales advierte que cuando la pérdida de agua supera el 2% del peso corporal, pueden surgir serios problemas como la pérdida de memoria a corto plazo, somnolencia y fatiga muscular. Además, la deshidratación dificulta la eliminación de toxinas del cuerpo, lo que contribuye a una sensación general de malestar y agotamiento.
¿Cómo proteger tu cerebro del calor?
Para proteger tu cerebro del calor, Morales recomienda evitar la exposición prolongada al sol, mantenerse bien hidratado y, sí, disfrutar de un helado de vez en cuando. Mejor que se derrita el helado que tus neuronas. En definitiva, cuidar de tu cerebro durante el verano es tan importante como cuidar de tu piel o mantener una buena hidratación. Este verano, no subestimes el poder del calor y toma las precauciones necesarias para mantener tu mente en forma.
El verano no solo pone a prueba tu capacidad de soportar el calor, sino también la salud de tu cerebro. Conocer los riesgos que las altas temperaturas suponen para tus neuronas es el primer paso para protegerte. Así que este verano, además de disfrutar del sol y los helados, recuerda cuidar tu salud mental tomando medidas sencillas pero efectivas. Después de todo, mantener tu cerebro fresco es clave para disfrutar plenamente de la temporada.