Según la definición de Neurociencia, es un conjunto de disciplinas científicas que estudian la estructura, la función, el desarrollo de la bioquímica, la farmacología, y la patología del sistema nervioso. Diferentes elementos de la patología del sistema nervioso interactúan dando lugar a las bases biológicas de la conducta.
Lo interesante de esta definición es la última palabra «Conducta», ¿Que tal si pudieras conocer las conductas de tus clientes? pues gracias a estas disciplinas podemos analizar como los usuarios, clientes, reaccionan ante ciertos estímulos y con ello poder adecuar nuestras acciones de marketing; y con esto nos podemos dirigirnos hacia las redes sociales. Como bien lo sabemos, son espacios virtuales que están llenos de información sobre reacciones y conductas de los usuarios a distintos niveles; con estos datos somos capaces de procesar y sacar conclusiones para poder elaborar el “Manual de Instrucciones del Cliente”.
El cerebro experimenta mayor felicidad al tomar decisiones que son familiares, por otro lado, rechaza el riesgo porque genera miedo.
En ciertas situaciones nuestro cerebro tiende a rechazar el riesgo porque nos genera miedo, pero si otras personas se encuentran en la misma situación de riesgo nos sentimos aliviados, esto se llama validación social. En las redes sociales tiendes a ser más proactivo a realizar una acción si varias personas cercanas lo han hecho antes, este comportamiento lo podemos aplicar a nuestras acciones de marketing.
¿Si alguien hace algo por mí, le debo algo? Esa sensación de deberle algo alguien porque hizo algo por nosotros es la teoría de la reciprocidad, ¿Por qué no lo aplicamos a los clientes desde sus empresas?
Si juntamos esta idea con estrategias de marketing de contenidos, web y Karma 2.0 que dice: “Da 10 veces más de lo que esperas recibir y recibirás 10 veces más delo que has dado”, nos encontramos que dar gratis sin pedir nada a cambio nos posiciona positivamente ante nuestros clientes y a clientes potenciales en una estrategia de reciprocidad y no en recompensa inmediata.
Con todo esto llegamos a la conclusión que debemos evolucionar de un marketing intuitivo a un marketing científico basado en datos que provengan de fuentes innovadoras y distintas que nos ayuden a acercarnos más al cliente para darle justo lo que necesita en el momento que lo necesita y haciéndolo sentir feliz con su compra.
Fuente: El blog de Juan Merodio
Guatemalteca, amante de las artes, del cine y de la música, diseñadora gráfica, fotografa y músico de vez en cuando.