Las experiencias sensoriales en el turismo de lujo te hacen recordar la última vez que un lugar te hizo sentir algo tan fuerte que aún puedes olerlo, saborearlo o escucharlo ¿Esa sensación que te transporta sin necesidad de cerrar los ojos? Así funciona el poder del neuromarketing sensorial en el turismo: convertir una estadía en una experiencia que se queda grabada en la mente… y en el corazón.
Guatemala acaba de dar un salto histórico en este terreno. Dos propiedades de Grupo Alta, Villa Bokéh y Casa Palopó, recibieron tres llaves Michelin, la máxima distinción de la prestigiosa guía que evalúa no solo la excelencia en servicio, sino la capacidad de generar emociones memorables. Este logro no solo sitúa a Guatemala en el mapa global del lujo, sino que muestra cómo el país ha aprendido a hablar el lenguaje de los sentidos.
La experiencia sensorial como estrategia de conexión
Villa Bokéh no solo se ve hermosa: se siente. Sus jardines entre volcanes, sus textiles tejidos a mano y la curaduría de arte local activan los cinco sentidos de los visitantes. Cada textura, color y aroma está pensado para generar una respuesta emocional inmediata, algo que el neuromarketing define como la activación multisensorial que refuerza la memoria de marca.
Casa Palopó, frente al lago de Atitlán, lleva esta filosofía al terreno gastronómico. Su restaurante 6.8 Palopó, dirigido por el chef Jorge Peralta, utiliza ingredientes locales y técnicas de alta cocina para provocar sensaciones que combinan sabor, identidad y orgullo. “Cada plato es una carta de amor a Guatemala”, dice Peralta, resumiendo el principio central del branding emocional: conectar desde la autenticidad.
Más allá del lujo: la emoción como diferenciador
Las llaves Michelin no solo premian infraestructura, sino experiencias con alma. Detrás del lujo está la coherencia emocional: el olor a café recién tostado al amanecer, la textura de un textil que cuenta una historia, la música suave que acompaña un atardecer entre montañas. Cada estímulo sensorial genera dopamina, serotonina o endorfinas; neurotransmisores que consolidan recuerdos positivos.
Grupo Alta ha comprendido que el verdadero lujo no se mide en estrellas, sino en sinapsis emocionales: en lo que el huésped siente, recuerda y comparte. Así, Guatemala se proyecta al mundo no solo como un destino turístico, sino como un escenario donde la neurociencia y la cultura se encuentran para crear experiencias transformadoras.
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