Ir de compras puede ser una actividad estresante para muchos hombres, especialmente cuando lo hacen con sus parejas. La principal razón detrás de este fenómeno es la diferencia en la toma de decisiones de compra entre hombres y mujeres. Mientras que los hombres tienden a ser más pragmáticos y rápidos en sus elecciones, las mujeres pueden pasar horas evaluando opciones.
La compra pragmática de los hombres
Para los hombres, las compras suelen ser una tarea con un objetivo claro y definido. Un hombre va de compras sabiendo exactamente lo que necesita. Por ejemplo, si necesita un martillo, encontrará uno que esté en oferta y lo comprará de inmediato.
Lo mismo ocurre con artículos tecnológicos como hardware para PC o teléfonos celulares. los hombres tienden a informarse previamente, lo que les permite tomar decisiones rápidas y lógicas en la tienda. Este proceso de decisión basado en análisis ocurre casi de manera subconsciente.
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La compra emocional de las mujeres
Por otro lado, las mujeres a menudo toman decisiones de compra basadas en impulsos emocionales. Pueden pasar dos horas decidiendo entre un par de zapatos blancos o rojos, ya que sus decisiones están influenciadas por factores emocionales. Esta diferencia en el enfoque de las compras se debe a condicionamientos biológicos y evolutivos que configuran las diferencias de género.
La distinción entre «ir a comprar una cosa» e «er de compras»
Es importante diferenciar entre «ir a comprar cosas», una actividad con un objetivo claro, e «ir de compras», que es más una actividad de ocio. Los hombres prefieren evitar la segunda, especialmente cuando se trata de ropa y accesorios. Para ellos, la compra de estos artículos sigue un proceso simple y eficiente:
- Identificar la necesidad (por ejemplo, un nuevo par de zapatos).
- Saber qué tipo de zapatos necesitan.
- Visitar una tienda específica.
- Probarse los zapatos.
- Comprarlos si les quedan bien.
- Volver a casa.
La experiencia de ir de compras con una pareja
En cambio, cuando acompañan a sus parejas, los hombres se encuentran en una situación diferente. Las mujeres pueden ver las compras como una actividad para explorar y socializar, sin un objetivo claro. Esto puede llevar a visitar múltiples tiendas y pasar varias horas comparando productos. Durante este tiempo, la presencia del hombre se reduce a dar opiniones (que a menudo se consideran irrelevantes) y a cargar las bolsas. Esta falta de estructura y el enfoque emocional pueden hacer que la experiencia sea agotadora y frustrante para ellos.
La diferencia en la forma de comprar entre hombres y mujeres es evidente y se debe a factores biológicos y evolutivos. Mientras los hombres buscan eficiencia y rapidez, las mujeres pueden disfrutar del proceso de exploración y socialización. Entender y respetar estas diferencias puede ayudar a reducir la frustración y hacer de las compras una experiencia más agradable para ambos.
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