¿Sabías que ser generoso hace feliz a tu cerebro? Las áreas cerebrales asociadas con la felicidad se estimulan más cuando damos a otras personas en lugar de a nosotros mismos.
Puedo pasar largas horas dando vueltas en un centro comercial entrando y saliendo de tiendas. Probablemente estás pensando que soy de ese tipo de mujeres que tienen como hobby pasar las tardes comprando ropa, pero no.
En realidad las largas horas de las que estoy hablando son las que utilizo cuando busco un regalo para algún amigo o familiar. No me gusta dar cualquier cosa, me gusta tomarme el tiempo para pensar en qué le gustaría a la otra persona y analizo diferentes opciones para encontrar el obsequio ideal.
¿Has oído alguna vez que hay cinco lenguajes del amor? Pues uno de mis principales son los regalos. Me encanta darle cosas a las personas que quiero y ver como comienza a aparecer una sonrisa en su rostro a medida que van abriendo el empaque.
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De cierto forma, su felicidad, contribuye a mi propia felicidad. Y esto es algo que no sólo me sucede a mí. De hecho, hay estudios que comprueban que ser generoso influye significativamente en la felicidad de las personas.
Estudios demuestran que ser generoso hace feliz a tu cerebro
Nature Communications llevó a cabo un estudio en el cual evaluaron el comportamiento cerebral de dos grupos de personas a través de imágenes de resonancia magnética.
A ambos grupos les dieron cierta cantidad de dinero, al primero les indicaron que podían gastarlo en ellos mismos y al segundo que lo hicieran en alguien más.
Los investigadores querían saber si el simple hecho de comprometerse a ser generoso era suficiente para hacer a la gente más feliz. Por eso, antes de repartir el dinero, trajeron a las personas al laboratorio y les pidieron que pensaran en un amigo al que les gustaría dar un regalo (o a ellos mismos) y cuánto gastarían hipotéticamente.
Mientras ellos pensaban, se les realizaron resonancias magnéticas funcionales para medir la actividad cerebral en tres regiones que se asocian con el comportamiento social, la generosidad, la felicidad y la toma de decisiones.
Los resultados mostraron que aquellos que habían acordado gastar dinero en otras personas tuvieron mayor interacción en las partes del cerebro asociadas con el altruismo y la felicidad.
Otro dato interesante fue que no importaba que tan generosas eran las personas. Planear dar un poco de dinero tenía los mismos efectos que dar mucho. Al final, lo que más importa es la intención, no la cantidad.
Es decir que incluso los gestos pequeños tienen un efecto beneficioso, como llevar café a los compañeros de trabajo o llevar un chocolate a un familiar.
Además, según otros estudios, ser generoso tiene otros beneficios como disminuir la presión sanguínea, disminuir el estrés y aumentar la esperanza de vida. En pocas palabras, ayuda a tener una mejor salud en general.
Ahora ya lo sabes, la próxima vez que quieras sentirte mejor, escoge comprarle algo a alguien más en lugar de a ti mismo. No sólo le estarás produciendo una sonrisa a la otra persona, si no que también estarás influyendo de forma positiva en tu propia salud.
¿Qué piensas sobre este tema? ¿Crees que ser generoso hace feliz a tu cerebro?