¿Por qué sentimos empatía por personajes de ficción? ¿Cómo es posible que tengamos adrenalina en películas de fantasía como dragones o un ogro? ¿Te sabes diálogos de películas, pero no recuerdas conversaciones reales con precisión? Esta es la teoría de la bolsa de la ficción. Este es un concepto nuevo para el neuromarketing y la psicología cognitiva. Así es como se explica cómo nuestro cerebro procesa la información de las historias ficticias como si fuesen reales.
¿Qué es la teoría de la bolsa de la ficción?
Esta teoría fue propuesta por Keith Oatley, quien plantea que cuando se consumen: libros, películas, series, videojuegos de ficción, el cerebro «guarda» la experiencia de esa simulación en una especie de bolsa mental. Acá se almacenan vivencias, emociones, lecciones y vínculos. Si bien se sabe racionalmente que no son reales, se viven emocionalmente como que sí lo fueran.
Esta ficción actúa como un «simulador de vuelo» para la mente. Es un ensayo para las emociones, explorar las decisiones y vivir situaciones sin riesgos reales. Entonces, cuando se vive algo similar en la vida real, ya se tienen los datos emocionales previos que guían las decisiones.
Esto es clave para el Neuromarketing
Como el cerebro no distingue la realidad de la ficción cuando se tratan de las emociones, permite que una historia bien contada (incluso las inventadas imaginariamente) pueda modificar las perceciones. Pero también que influya en las decisiones de compra o genere empatía hacia una marca o causa particular.
Las marcas que entran en esta «bolsa de ficción» son las que logran que el consumidor se vuelva protagonista de las historias. El storytelling, branded content y universos narrativos coherentes son las herramientas más poderosas.