Es importante conocer sobre la neurociencia detrás de tus resoluciones de año nuevo para cumplir tus metas de una mejor manera.
El 2023 ha comenzado, y con ello las famosas resoluciones de fin de año. Es un tema que ya hemos hablado con diferentes grupos de personas, amigos, familia, compañeros de trabajo…¡Incluso lo veo por todos lados en las redes sociales!
Lo entendemos, tener metas y objetivos es importante. Y aunque podemos establecer esto en cualquier momento, hay algo al principio del año que nos da esa mezcla de sentimientos de un nuevo comienzo, motivación y esperanza.
Para poder cumplir con esas metas hay que tomar acción y muchas veces cambiar nuestros hábitos y la forma en la que pensamos. Psychology Today, compartió algunos consejos de cómo cumplir nuestras resoluciones de nuevo año y el papel que nuestro cerebro tiene en el proceso.
La sensación inmediata de bienestar y felicidad
El cerebro tiene un sistema que controla el deseo y gira entorno a la función de la amígdala y el neurotransmisor de la dopamina. Es por eso que muchas veces buscamos inconscientemente perseguir los deseos que queremos en el momento, que lo que realmente necesitamos.
Para lograr cumplir con nuestras resoluciones del nuevo año es importante que seamos intencionales en ir detrás de aquello que necesitamos, en lugar de lo que queremos en el momento. Por ejemplo, si necesitamos ser más productivos en nuestro trabajo, debemos mantenernos fuertes y no ceder ante nuestro deseo de distraernos con nuestro teléfono, la televisión, etc.
Demasiadas resoluciones
La corteza prefrontal (ubicada justo detrás de la frente) es el área en gran parte responsable de nuestra fuerza de voluntad consciente, en comparación con el poder emocional inconsciente de la amígdala. Cuando tenemos demasiadas resoluciones sobrecargamos la corteza prefrontal, lo que provoca una carga alostática (o estrés crónico).
Este estrés a su vez hace que nuestra fuerza de voluntad consciente se debilite y nuestro poder emocional alcance su punto máximo. Esta es una gran receta para el fracaso.
Pequeños logros
Muchas veces nos establecemos metas que pueden sonar inalcanzables y que al final nos hace sentir más decepcionados que motivados en el transcurso del tiempo. El Dr. BJ Fogg llama a esto «Hábitos diminutos» y explica que es más fácil hacer cambios si la resolución nos da una recompensa inmediata, lo cual da ese golpe de dopamina que pide nuestro cerebro.
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Por ejemplo, en lugar de decir que vas a correr una maratón, ¿por qué no comienzas proponiéndote que vas a correr 2 kilometros al día? O en lugar de decir, «voy a leer 20 libros este año», podrías plantearte leer un capítulo diario y ver cuántos libros logras terminar.
Perseguir las metas con compañía
Aunque al principio de año te sientas con toda la actitud, la realidad es que no siempre es fácil mantener una motivación autodirigida. Es por eso una buena estrategia incluir a los demás.
Por ejemplo, en lugar de enfocarte en perder peso, haz que se trate de estar en forma para jugar juegos físicos con tus hijos o la capacidad de salir a correr con un amigo. ¿O si quieres desarrollar el hábito de leer más, por qué no invitas a alguien a leer el mismo libro que tu para ponerse metas y compartir sobre lo que han leído?
¡Hacer actividades de manera social reducen el estrés, y mejoran la motivación y el estado de ánimo!
¿Qué piensas sobre la neurociencia detras de tus resoluciones de año nuevo? ¿Cómo te hace esto cambiar tu forma de trazar y luchar por cumplir tus metas?