Si eres fanático de series animadas como South Park, Rick y Morty, Los Simpson, Hora de Aventuras, Steven Universe, Mi Pequeño Pony o cualquier anime, seguro has experimentado la mirada condescendiente de aquellos que descubren tu afición y te dicen “¡madura!” o “te gusta el mismo programa que a mi hijo de 5 años”. No importa si eres una persona que trabaja, estudia, paga sus cuentas y cumple con sus responsabilidades; si eres un adulto que disfruta de las series animadas, eres visto como inmaduro ante los ojos de la sociedad. Sin embargo, la realidad es otra, y las neurociencias nos pueden ayudar a entender por qué.
Las muchas perspectivas de una serie animada
Una característica distintiva de esta nueva ola de series animadas «infantiles» es su capacidad para ofrecer múltiples lecturas. También, se adaptan al bagaje cultural y a la edad de sus espectadores. Mientras que los niños disfrutan del humor absurdo de Hora de Aventuras, los adultos pueden apreciar la simplicidad del diseño. Así como la elección de colores y la sofisticación de las tramas y subtramas que abordan temas profundos como la libertad, el destino y las decisiones trascendentales.
Desde una perspectiva neurocientífica, consumir series animadas puede tener múltiples beneficios para el cerebro adulto. Las series animadas a menudo presentan narrativas complejas y personajes con profundidad psicológica. Esto puede estimular áreas del cerebro relacionadas con la empatía, la teoría de la mente y la cognición social. Estas áreas son cruciales para entender y predecir el comportamiento de los demás, habilidades esenciales tanto en la vida personal como profesional.
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Aprendizaje y neuroplasticidad
Un niño que ve estas series animadas observa modelos de comportamiento, aprende valores morales y reglas culturales básicas. Pero los adultos también pueden beneficiarse de este tipo de contenido. La neuroplasticidad, la capacidad del cerebro para reorganizarse y adaptarse a nuevas experiencias, no desaparece en la adultez. Las series animadas pueden ofrecer nuevas perspectivas y estimular el cerebro de formas únicas, promoviendo la creatividad y la flexibilidad cognitiva.
Los prejuicios culturales que asocian las series animadas únicamente con el entretenimiento infantil están cambiando. Cada vez más, se reconoce su valor como una forma legítima de arte y narrativa, capaz de transmitir mensajes profundos y conmovedores. Esta aceptación creciente refleja una transformación cultural que reconoce el poder de las series animadas para tocar nuestros sentimientos y ofrecer una bocanada de aire fresco en nuestras vidas.
Lo que une a los fans adultos de las series animadas es principalmente el deseo de cultivar valores esenciales como la honestidad, la amabilidad, la generosidad y la lealtad. Estas permiten imaginar y vivir en un mundo donde estos valores son la norma. Por ingenuo que pueda parecer, esta premisa es honesta y positivamente transformadora. Al conmover y ofrecer nuevas perspectivas, las series animadas actúan como un refugio emocional y un medio para recargarse antes de enfrentar el mundo real.
Disfrutar de series animadas en la adultez no es un signo de inmadurez, sino una expresión de una mente abierta y flexible. Las neurociencias respaldan la idea de que este tipo de entretenimiento puede ser beneficioso para el cerebro, promoviendo el aprendizaje continuo, la empatía y la creatividad. Cuando alguien te diga que madures, puedes responder con confianza que estás cuidando tu cerebro de una manera divertida y enriquecedora.