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jueves, noviembre 21, 2024

Boca-River: Psicología detrás de la pasión y la violencia

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Boca-River. Dos gigantes sudamericanos que despertaron la pasión y las emociones, que lamentablemente desembocaron en violencia.

“Esto tenía que ser una fiesta, y pareciera que hoy entramos a una guerra”

Las palabras de Pablo Pérez, capitán del Boca Juniors resumen el nivel al que llegaron los disturbios a raíz de la suspensión del partido de la final de la Copa Libertadores, que como escrito en guión de película, enfrentaba a los máximos rivales del fútbol argentino.

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En este artículo analizaremos el caso de la final de la Copa Libertadores en su faceta psicológica, en tanto que esta influye en el rendimiento de un jugador, y en la conducta de las masas.

Antes que nada, debes saber que en Argentina, el fútbol se vive con una pasión como en pocos países. Y hablar de un Boca-River es hablar de un antagonismo histórico.

Para entender la magnitud de la pasión que despertaba este partido, es algo así como que la final de la Champions League la juegue el Barcelona contra el Real Madrid.

Quizás a nivel futbolístico la comparación no sea del todo acertada, pero el nivel de la pasión que despierta un Boca-River en la final sudamericana, es mucho mayor que una posible final entre el Barcelona y el Madrid en la Champions.

Bronca, tristeza, desilusión” así describe Hernán Pereyra, periodista deportivo, el sentimiento que se vive en Buenos Aires, luego de los sucesos alrededor de la final.

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Desde aquí podemos ver que las emociones en torno a esta final tan esperada, están desbordadas.

Los analistas de Charlas de Fútbol, comentan que esta final de la Conmebol era una oportunidad de oro para dar a conocer al mundo lo mejor del fútbol sudamericano, pero tristemente se ha dado a conocer lo peor: el lado violento de la pasión.

La final de la Copa Libertadores estaba agendada para jugarse el sábado 24 de noviembre en el Estadio Monumental de River Plate.

Anteriormente, ya se había jugado el partido de ida en “La Bombonera” de Boca Juniors con un empate 2-2, por lo que los ánimos y la pasión estaban al rojo vivo.

 

Final Boca-River: El estrés puede afectar el rendimiento

Existen varias investigaciones sobre cómo el estrés puede afectar o mejorar el rendimiento e influir en el comportamiento en diversos entornos, desde competencias deportivas hasta pruebas académicas.

Algunas de estas investigaciones sugieren que aprender cómo controlar los factores estresantes amortigua los efectos negativos del estrés en las tareas cognitivas posteriores.

Según explica la investigadora Rosalinde K. Henderson, el impacto del estrés en el funcionamiento cognitivo depende de la respuesta de un individuo a los factores estresantes: las respuestas moderadas al estrés pueden mejorar el rendimiento, mientras que las respuestas extremas (altas o bajas) pueden llevar a un rendimiento deficiente.

Si bien el simple hecho de participar en una final de la magnitud de un Boca-River, ya puede ser una causa en sí misma de estrés. ¿Qué tal si le agregamos el factor violencia?

El bus en el que se dirigía el Boca Juniors hacia el Estadio Monumental, fue atacado con piedras que quebraron algunos de los vidrios.

Pereyra comenta que la ruta que se designó para el bus de Boca fue un área que no tenía seguridad.

Como es común en este tipo de acontecimientos, los sucesos que resultaron en la postergación del partido de la final Boca-River tienen dos versiones, dependiendo si se leen los medios afines a uno u otro equipo.

Pero la mayoría de periódicos digitales relatan algunos puntos en común:

La Vanguardia lo explica así: “Un grupo de aficionados lanzó piedras contra el autobús del Boca a su llegada al Monumental, rompiendo los cristales del vehículo. En el incidente, el capitán de Boca, Pablo Pérez, resultó herido en el ojo.”

Si bien las heridas físicas hasta ese entonces eran mínimas, si era evidente que el rendimiento de la escuadra del Boca estaba en peligro, sobre todo porque el capitán del equipo presentaba una dificultad en su ojo.

El daño estaba hecho, pero todo empeoró cuando alguien arrojó un artefacto que roció gas pimienta dentro del bus.

Según relata El Clarín, el conductor se quedó sin aire y por unos segundos, perdió el control del vehículo.

Independientemente de si eres aficionado del Boca o del River, creo que todos podemos estar de acuerdo en esto: estar encerrado en un bus al que están atacando con piedras y gas, y del que no puedes salir porque tu vida está en peligro, es una causa de estrés que no se puede pasar por alto.

Este otro video muestra el estado de como quedaron los vidrios del bus:

Más allá de las heridas físicas, el estrés al que fueron sometidos los jugadores, llevaron a la dirigencia del Boca Juniors a determinar que los jugadores no estaban en condiciones ni físicas ni psicológicas para jugar.

No sólo por los heridos, sino porque algunos, entre ellos el emblemático Carlos Tevez, mostraba problemas de respiración.

La profesora Amirta Rathi, de la Universidad de Columbia ha investigado el impacto psicológico de las víctimas de hechos violentos y comenta: el impacto emocional relacionado con actos violentos puede ocurrir no solo debido a la exposición directa a situaciones que ponen en peligro la vida, sino también a través de factores de estrés indirectos, como la lesión de los cercanos y continuas interrupciones de la vida cotidiana.

A pesar de que la dirigencia del Boca Juniors había dictaminado no llevar a cabo el partido el día sábado, de forma sorprendente, el médico de la Conmebol, Dr. Osvaldo Pangrazio, junto con el Dr. Francisco Mateu, firmaron una carta en donde informaban “…consideramos que desde el punto de vista médico no existe una causal para la suspensión del encuentro”.

Lee también: ¿Qué ocurre en el cerebro de un fanático del fútbol?

 

Las noticias pueden encender las emociones

Luego de varias horas de retraso y en medio de la incertidumbre, el Presidente de la Conmebol, informaba a los medios que el partido de la final Boca-River se suspendía.

Esa noticia fue uno de los detonadores que incendió las emociones en los aficionados de River que estaban alrededor del estadio, y las porras se convirtieron en turbas en varios puntos de la ciudad.

Pero ¿Cuáles son las causas psicológicas detrás de los disturbios? Definitivamente los seres humanos somos entidades sociales y tenemos la capacidad, conscientes de ello o no, de actuar en masa, aglomerarnos y actuar como un organismo vivo, que puede ser letal.

 

La psicología detrás de los disturbios

El psicólogo y autor Ken Eisold, señala que por lo general, se necesita un incidente para iniciar un motín. (en este caso, la noticia de la suspensión del partido Boca-River).

Pero una vez ha comenzado―explica Eisold―la turba encendida parece cobrar vida propia.

Los resentimientos profundos, las frustraciones repetitivas y las decepciones de larga data impulsan a las personas a la acción.

Actuar de forma colectiva ofrece cobertura, un anonimato que facilita superar los escrúpulos morales habituales.

Uno está inmerso, engullido. Y puede convertirse en una experiencia exuberante, una válvula de escape para emociones reprimidas durante mucho tiempo.

En estos movimientos, el liderazgo surge espontáneamente y cambia rápidamente, por lo que para las autoridades, es difícil probar la culpabilidad de un sólo individuo.

El psicólogo Tracey Jones explica que la Teoría Contagio de las Masas sugiere que una multitud puede asimilar a las personas dentro de ella.

Una multitud puede absorber o atraer a un individuo hacia ella, tanto mental como físicamente, para que se convierta en parte de la multitud.

Esto puede llevar a que una multitud tenga una unidad psicológica primordial, lo que puede resultar en un cambio en los procesos psicológicos de un individuo.

Así que la multitud casi desarrolla su propia mente, lo que puede afectar la forma en que piensa una persona dentro de la multitud, como se vió en los incidentes alrededor del estadio.

La violencia en que culminó la final postergada y reprogramada entre Boca-River para el próximo 8 o 9 de diciembre en una sede por determinarse, es común en sociedades donde los satisfactores sociales son escasos y las necesidades básicas no se cubren a cabalidad.

En todas las sociedades hay brotes más o menos aislados de violencia.

Pero cuando estos brotes no son casos aislados, sino se vuelven comunes, es necesario analizar las razones de raíz por las que los individuos de una sociedad se comportan de cierta manera.

Más allá de la pasión y del amor por unos colores, es importante tomar en cuenta que, según señala Eisold, este tipo de conductas son sólo la manifestación física de unas condiciones sociales que se han vuelto insoportables.

 

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