Cuando vas a una entrevista de trabajo, la evaluación empieza aún antes de que digas una sola palabra. Tu lenguaje corporal está siendo sometido a un minucioso escrutinio por el entrevistador, consciente o inconscientemente.
Cuando hablamos se abren dos canales de comunicación. El primero, y el más obvio, es la comunicación verbal. El segundo canal es la comunicación no verbal, el cerebro de nuestro interlocutor (el de todos los seres humanos en realidad) está “programado” para analizar cada gesto, cada microexpresión y cada variación en nuestra postura.
De hecho, cuando hablamos con otra persona cerca de un 80% de lo que comunicamos es a través del lenguaje corporal. Por eso es tan determinante en situaciones como las entrevistas de trabajo.
Por eso, para obtener ese empleo de ensueño que estás buscando tener tu hoja de vida súper pulida no es suficiente, la forma en que te presentes en la entrevista será determinante.
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Para ayudarte, te contamos cuáles son 5 de los errores más comunes y qué puedes hacer para evitarlos.
1. Evitar el contacto visual
Cuando estamos en una entrevista de trabajo y quién está frente a nosotros nos ve directamente, sabremos con certeza que estamos bajo su escrutinio. Esa sensación de sentirnos juzgados nos hace ser conscientes de nosotros mismos y de manera inconsciente desviar la mirada, evitando el contacto visual.
Los seres humanos de forma inconsciente solemos desconfiar con mayor facilidad de las personas que no hacen contacto visual. En una entrevista de trabajo la interpretación es que no somos dignos de confianza y que somos inseguros.
Al ver a las personas directamente a los ojos no sólo proyectamos una imagen de confianza y seguridad, haremos que se nos preste más atención y que la otra persona esté más receptiva a lo que tengamos que decir.
Si para ti es una dificultad establecer contacto visual, practica con uno o varios amigos, de esta forma irás dejando de lado la incomodidad y llegarás a sentirte cómodo viendo a los ojos a quien te entreviste.
2. Moverse nerviosamente
Jugar con tu cabello, tocarte el rostro constantemente, retorcer las manos, golpetear el piso con el pie, removerte en la silla, todas estas son señales de nerviosismo. Esto le dice al entrevistador que te falta confianza, peor aún, son un distractor enorme.
Muchas veces no podemos evitar el nerviosismo, pero sí disminuir esos movimientos que distraen y nos delatan. Para combatirlos podemos respirar pausadamente y cruzar las manos sobre el regazo cuando no estamos hablando, pero sin apretarlas demasiado o adoptar una postura rígida.
3. No sonreir
Cuando vemos sonreír a alguien las neuronas espejo en nuestro cerebro se estimulan y, como respuesta natural, sonreímos de vuelta, generando una interacción positiva mutua. Pero si se nos olvida sonreír en una entrevista de trabajo seremos percibidos como personas infelices, poco amigables y poco accesibles.
Eso sí, debemos asegurarnos que sea una sonrisa suave y natural, nada forzado porque terminaremos con una mueca en el rostro.
Una técnica es en la mañana del día de la entrevista, pararse frente al espejo y sonreír exageradamente varias veces, esto relajará los músculos faciales. Ya con los músculos flexibles practicar varias veces con una sonrisa amigable, así en la entrevista será más fácil.
4. Un débil apretón de manos
Cuando dos personas se dan la mano, ese contacto activa una serie de circuitos neuronales que evocan sentimientos positivos de confianza y competencia (en su sentido de “competente” y no como “rivalidad”).
Pero si tu entrevista de trabajo empieza con un débil apretón de manos, estarás proyectando una impresión menos confiable o entusiasta.
De nuevo, practicar con un amigo es de gran ayuda, porque nos darán retrolimentación. El apretón de manos debe sentirse seguro pero sin estrujar la mano de la otra persona, con un agarre completo de la palma de la mano (evita a toda costa tomar únicamente los dedos), todo mientras haces contacto visual.
5. Una postura encorvada
La postura habla mucho de nuestra personalidad. Cuando nos encorvamos estamos diciéndole al mundo que tenemos un problema de baja autoconfianza.
Por otro lado, si adoptamos una postura erguida, inconscientemente nos estaremos dando a nosotros mismos una palmadita en la espalda que aumente nuestra autoconfianza, lo que hará que seamos percibidos como más capaces de adoptar las responsabilidades del puesto para el que estamos siendo entrevistados.
Sí, probablemente el reclutador que te entrevistará ha sido entrenado para estudiar tu lenguaje corporal, o al menos usará la intuición que todos tenemos biológicamente programada en el cerebro. Pero esto no es un problema, porque evitando cometer estos errores tu entrevista tendrá más probabilidades de éxito.
Comunicadora social, amante de la música, las letras y la cocina, sin importar el orden en el que aparezcan. Ávida de conocimiento y aprendiz permanente de la vida.