¿Qué fortalezas emocionales necesitas alcanzar metas? ¿Es suficiente la fuerza de voluntad?
Si entras a Instagram encontrarás miles de cuentas que publican imágenes con frases inspiracionales. Algunas de ellas, clichés de autosuperación.
Curiosamente, esas frases suelen aparecer encima de autos de lujo, aviones, relojes de alta gama, etc.
En redes sociales hay toda una cultura de la motivación y un gran flujo de publicaciones que quieren inspirar evocando una vida de abundancia económica.
Pero ¿Por qué la sociedad parece necesitar ese tipo de contenido? ¿No sería suficiente con la fuerza de voluntad para alcanzar un propósito?
Ese tipo de contenido es popular porque usualmente la fuerza de voluntad no funciona. Por sí misma, la fuerza de voluntad no es garantía de que atrasaremos alguna gratificación o resistiremos alguna tentación para cumplir metas a largo plazo.
La fuerza de voluntad nos fallará, y probablemente cuando más fuertes debemos ser.
Piensa en la dieta que empezaste y ya no seguiste, las veces que te inscribiste en el gimnasio y dejaste de ir, o esa vez que prometiste ya no comer más y a escondidas te serviste una última porción de pastel o de pizza.
Esos son algunos ejemplos de todas las veces que la fuerza de voluntad nos falla.
Y el problema radica en que, cuando debemos tomar una decisión entre el placer de ahora, o la recompensa en el futuro, usualmente lo más fácil será escoger el placer ahora.
¿Cuál es el costo cognitivo de una buena decisión?
El cerebro está configurado para escoger las opciones que le representen menor esfuerzo.
Por eso es que los sitios web y las apps que mejor funcionan son aquellas que están diseñadas para ser intuitivas y fáciles de usar.
Cuando el usuario encuentra complicaciones en su experiencia, es casi seguro que abandonará el sitio web o la aplicación.
Esto quedó demostrado en un estudio a tres sitios web de e-commerce que publicamos hace algún tiempo.
Una de las conclusiones de dicho estudio señalaba que los sitios que tienen demasiadas opciones y que complican el proceso de buscar un producto, implican una carga cognitiva más alta y por ende, tienden a desanimar al comprador potencial.
Para el cerebro, tomar decisiones difíciles es más costoso en términos de los recursos cognitivos.
Es decir, mientras más tengamos que resistir la tentación, más inclinados estaremos a fallar en nuestros propósitos. Y mientras menos seguros estemos de que un esfuerzo dará resultados, menos probable será que tomemos la decisión correcta.
El sacrificio en el presente funciona si el beneficio está garantizado. Por eso, es más seguro tener un empleo que emprender un negocio.
Para alcanzar metas, debemos nutrir emociones en la infancia
Curiosamente, parece haber una relación entre la seguridad de un beneficio futuro y el ambiente donde crecimos.
Es decir, las personas que crecieron en un ambiente emocionalmente inseguro y con problemas, tenderán a tener menores expectativas de los resultados de un esfuerzo, que aquellas cuyas emociones fueron fortalecidas en la infancia.
Por eso, para alcanzar metas se requiere algo más que la fuerza de voluntad.
El autor David Desteno propone que en vez de la fuerza de voluntad, nos debemos enfocar en nutrir tres emociones positivas: Gratitud, Compasión y Orgullo.
¿Por qué estas tres emociones? Según indica el autor, estas tres actitudes nos hacen más valiosos y útiles, y nos permiten tener una visión más clara del impacto futuro de nuestras decisiones en el presente.
Además, estas tres emociones no pierden fuerza cuando las aplicamos constantemente, y nos ayudarán a tomar mejores decisiones en diferentes aspectos de nuestra vida.
Veamos estas tres actitudes o emociones individualmente:
Gratitud para cumplir metas
Probablemente ya hayas visto este experimento social llamado “La prueba del marshmallow”, en donde se les pide a un grupo de niños decidir entre comerse un marshmallow ahora, o esperar y recibir otro como recompensa.
Si no lo has visto, aquí te lo compartimos.
En un estudio que era una versión para adultos de este experimento, los investigadores pidieron a las personas que recordaran y revivieran una ocasión en la que se sentían agradecidos, felices o neutrales.
Luego les pedimos que hicieran varias elecciones del formulario: «Preferiría tener $100 ahora o $200 en 15 días (la segunda cantidad y el número de días varió durante la prueba).
Este estudio reveló que sentirse agradecidos casi duplica el autocontrol de las personas.
Los participantes a los que se les pidió visualizarse en esa situación de agradecimiento, estaban más dispuestos a esperar la recompensa futura que aquellos que se sentían felices o neutrales.
Estos hallazgos reflejan una fuerte conexión entre la gratitud diaria y una mayor paciencia promedio y autocontrol.
Otros experimentos han demostrado que la gratitud ayuda a las personas a estar más orientadas al futuro y exhibir más autocontrol. Y, a diferencia de la fuerza de voluntad, la gratitud no requiere mucho esfuerzo; la gente parece disfrutarla.
Compasión para alcanzar metas
Cuando pensamos en la idea de alcanzar metas, usualmente tenemos pensamientos centrados en nosotros mismos (lo que YO voy a recibir).
Pero irónicamente, una de las emociones que más nos ayuda a enfocarnos en una meta, es la compasión, la capacidad de tener empatía.
Si bien la gratitud se deriva de darse cuenta de que otros nos han ofrecido algo de valor, la compasión se preocupa por el beneficio de los demás, sin que necesariamente esto implique un beneficio para mi.
En un experimento social, los participantes que habían jugado un juego de economía tuvieron la oportunidad de castigar a los tramposos, y lo hicieron de manera agresiva.
Pero aquellos participantes que habían sido predispuestos para sentir compasión primero, no por el tramposo, sino por otro participante, no actuaron agresivamente.
Este tipo de autocontrol detiene el razonamiento de “ojo por ojo” que frecuentemente se sale de control y hace que la gente tome decisiones que después lamentará.
De manera similar, la autocompasión -compasión dirigida a uno mismo- también se considera motivadora: la autocompasión da como resultado una mayor perseverancia cuando la gente tiene que resolver problemas, tomar decisiones morales y enfrentar debilidades personales.
Orgullo para alcanzar nuestras metas
El adjetivo “orgulloso” suele tener una connotación negativa. Pero en este caso, hablamos del orgullo saludable, como una emoción positiva
El orgullo es una respuesta natural cuando logramos alcanzar metas y somos reconocidos por los demás. Cuando es auténtico, el orgullo es una señal psicológica de que somos personas capaces y confiables.
Las personas con mayor orgullo auténtico tienden a alcanzar sus metas y tener un mayor autocontrol.
Las personas que son inducidas a sentirse orgullosas de si mismas aumentan significativamente sus esfuerzos trabajando en tareas difíciles, incluido el trabajo exigente de ser un vendedor.
Cuando las personas experimentaban orgullo, logran minimizar el valor del sacrificio para obtener recompensas futuras de una manera similar a cuando experimentaban gratitud.
Si cultivamos estos tres estados internos, incrementaremos nuestra motivación para actuar en formas que beneficien a otros, incluyendo a nuestro “yo” del futuro.
Así que en vez de enfocarte en la fuerza de voluntad, empieza a practicar la gratitud, la compasión y el orgullo.
Los que te rodean, te agradecerán por ese cambio de actitud.
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